Archivo del sitio
Bursitis trocantérea o de cadera
Durante años he padecido un dolorcillo, a veces molesto y otras veces insoportable en mi cadera izquierda. Le había consultado al médico, pero le quitaba importancia, ya se me pasaría solo cuando solucionara otros asuntos, lo llamaremos problema X.
Esta historia viene de lejos. De pequeña nací con luxación de cadera (el fémur fuera de la pelvis) o displasia de caderas (las caderas están dispuestas de tal forma que «expulsan» el fémur). Es algo muy muy común. A mi me tuvieron que operar (en otros casos más leves no es necesario) con 3 añitos, y salió muy bien. A mi luxación de cadera tengo que agradecerle que sea tan buena nadadora, y a mis padres, que por orden médica, me llevaron durante muchos años a natación.
Mi madre siempre insistió en que Lee el resto de esta entrada
¿Te gustaría ser inmortal?
¿Te gustaría ser inmortal? ¿vivir para siempre? ¿cuánto crees que logrará la ciencia alargar la vida humana? Eso nos preguntaron en la facultad el año pasado y yo contesté: pues depende, ¿no? si es para vivirla en plan Bill Compton (TrueBlood) o hermanos Salvatore (The Vampire Diaries), estancados en unos 20-30 años, genial. Pero ¿ser inmortal a partir de los 80 y con muchos achaques?
Hay dos formas de morir, o dos barreras que habría que superar para vivir eternamente:
- La muerte celular. Las células se dividen un número de veces, tienen una muerte programada. Una vez alcanzan el tope, se «suicidan». Sin contar que hay células que no se dividen nunca, como las neuronas. Es lo que pasa cuando alguien mayor, sin ninguna enfermedad, muere y se dice «que ha muerto de viejo».
- Un accidente fortuito o enfermedad. Un accidente de coche, un infarto, un cáncer,… [más ejemplos].
La segunda forma es difícil de salvar. Tal vez la medicina avance mucho como para curar todas las enfermedades del mundo (que lo dudo), pero hacerte volver a la vida una vez has volado por los aires, está difícil. Pero bueno ¡QUE NO DECAIGA EL ÁNIMO! ¡aún nos queda solucionar lo de la muerte celular! Pues para eso a la ciencia se le ocurrió la genial idea de «romperle» el contador a las células, ¡que se dividan cuanto quieran! y lo consiguieron, pero… ¿y las células cancerígenas? si ya suelen dividirse sin control, pues imaginad si ya le das rienda suelta a que se dividan cuanto quieran, fiuuu!! Así que hay que olvidar esa solución, por ahora…
¡Ahí lo dejo!