Todas las Estaciones de la Madrugada – Minah Stahl

portada2Cómo ya sabéis durante años he escrito relatos eróticos que he publicado gratuitamente en mis webs y blogs. Tras varios años escribiendo y animda por mis lectores, me he animado a publicar mi primera novela 😱😱

La novela está compuesta por 4 relatos, como las 4 estaciones. Algunos más románticos y otros más hardcore, pero que te meten por completo en la historia, te atrapan y no te dejan salir hasta que has terminado con esa estación. En ellos mezclo un poco de todo: amor, misterio, riesgo, acción, sexo, erotismo, relaciones, violencia, armas, drogas, alcohol,… y todo lo salvaje, lo que debe ser una buena novela erótica.

[Todas las Estaciones de la Madrugada]

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A lo mejor es la primera vez que vienes a este blog y nunca has leído un relato mío, aquí te dejo un fragmento =D

LUKAS

Hacía un mes largo que estaba en aquella ciudad…, aún no había terminado la carrera, pero desde mi universidad me habían encargado como trabajo de fin de grado ayudar a la policía en un caso de unos asesinos a sueldo que actuaban desde hacía tiempo y muy hábiles para escapar de la policía. No era policía, ni mucho menos, para mí era un simple juego, era informática, delitos informáticos, avanzarme a los pensamientos de otros, meterme en sus comunicaciones y descifrar sus códigos informáticos. Así poco a poco mis compañeros fueron deteniendo a componentes de la banda a las indicaciones que les iba dando.

Lo peor era cuando tenía que aparecer en el ‘escenario del crimen’, para recoger los equipos informáticos después de que hubieran detenido a los que allí estaban. Muchas veces aún se olía a pólvora y me daba miedo por si de pronto aparecía alguien armado que no esperaba. Aunque había hecho un curso intensivo para esas situaciones y manejo de armas, estaba muy verde en el tema y no era algo que me gustase, pero era una parte más y lo necesitaba más orientado a mi propia defensa.

En el caso me pusieron a trabajar codo con codo con el anterior encargado, tan pronto pisé aquel lugar, al que de alguna forma le había quitado el puesto de encargado, ya que después de indicar la localización exacta de algunos delincuentes me había ganado el respeto y admiración de todos y aunque no era oficial, ya las instrucciones me las daban directamente y mis hallazgos los comunicaba, casi, sin utilizar a Ramón como intermediario. Ramón era un hombre bastante amable y atento, un poco obeso y calvo, sonreía y me decía “hay que dejar paso a las nuevas generaciones”. El hombre lo hacía con buena fe, pero desde que me desplacé a aquel sitio, para seguir el caso desde cerca, parecía que era el gafe. Justo decía por aquí estarán, cuando ahí estuvieron hacía 5 minutos.

Aquel día tenía permiso para salir un poco antes de la oficina, tenía que preparar unas cosas para la universidad y tenía la tarde libre, así que a las 2 de la tarde recogí. No había salido por la puerta cuando Ramón comenzó a comentarme unas cosas sin sentido y yo preocupada porque iba a perder el dichoso autobús, y cuando me iba a despedir, me cogía del brazo y seguía hablándome. Cuando por fin me deshago de él, bajo, camino rápido a la parada, pero demasiado tarde, no hay un alma y no pasa ningún otro hasta dentro de 30 minutos, que es lo que tardó en llegar a casa a pie, así que me abrigo bien y decido irme todo dando un paseo. No hacen ni 10 m que estoy en marcha, cuando Ramón aparece con su 4×4 pitándome:

  • Silvia, ¿has perdido el bus?
  • Sí, eso parece, que al final lo he perdido.
  • Venga mujer, sube, me siento culpable te llevo a donde quieras.
  • No, de verdad que no hace falta, no quiero molestar.
  • Pero mujer si no es molestia, además hace un frío que pela y está por caer un buen chaparrón.

Miré al cielo tras mi medio flequillo y apuntaba fino si, eso fue lo que me decidió, ni siquiera llevaba paraguas y tampoco quería que se me mojara el portátil. Subí al asiento del copiloto, me alegré que hubiera insistido, se estaba calentito ahí dentro. No habíamos avanzado ni dos manzanas cuando un tipo en una esquina esperaba a Ramón.

  • No te preocupes Silvia, es un amigo con el que he quedado a comer.

Se subió detrás, no decía nada, Ramón estaba nervioso, y nos desviamos de la ruta, en dirección contraria a mi casa.

  • Ei, Ramón, no es por aquí, hemos dado la vuelta – justo antes de que el individuo misterioso con capucha me cogiera del pelo y pusiera en mi cuello un objeto cortante, me pinchaba con él.
  • Ramón no se ha equivocado bonita, te vienes conmigo que te quiero presentar a un amigo – me dijo el chico de la capucha echándome el húmedo aliento en la oreja.
  • Silvia, es mejor que le hagas caso y no te pasará nada, de verdad – me dijo Ramón que, evidentemente, sabía de qué iba todo.

Le miré con odio, era un traidor. Dejamos la ciudad atrás y nos adentramos en el bosque, el chico de la capucha dejó de hacer tanta fuerza, un mal bache hubiera hecho que se me clavara la navaja y que ésta acabara bajo mi lengua. Además me hacía daño. Llegamos al destino, una pequeña cabaña en medio del bosque, de ella salieron Lukas y sus amigos. No me lo podía creer ¿cómo podía haber caído en esa trampa? Había visto a Lukas en fotos y videos en el cuartel, tenía poco más de 30 años, ojos azules, oscuros y mirada penetrante, algunos decían que muy fría, también pude reconocer alguno de sus amigos. Caminaban tranquilamente, sonreían.

Me hicieron bajar del coche, Ramón mismo me puso las manos a la espalda y me obligaba a caminar. Mientras lo hacía le preguntaba porque me había hecho eso, para mí era un juego, cobraba menos que una becaria, sólo me importaba terminar la carrera. Pero ignoraba mis palabras, hasta que me giré y le grité “¿POR QUÉ?, RAMÓN, ¿POR QUÉ?” supongo que por un momento se sintió mezquino por lo que había hecho, sabía que iban a acabar conmigo sin parpadear y en el fondo era sólo una cría. Era más fácil hacerme callar a mí que a su conciencia, me dio un bofetón con el dorso de su enorme mano que me dejó de rodillas en el suelo. Se hizo el silencio, miré a Lukas, miraba todo en silencio, me toqué la cara, me había partido el labio y me salía sangre. Me levanté un poco mareada y di unos pasos atrás, miré que no tuviera nadie a mis espaldas, saqué la pistola y apunté a Lukas, me temblaba mucho el pulso.

  • ¡A quien se acerque le meto un tiro! – grité en un intento de autoconvencerme, aunque no podía evitar que me temblara la voz – por favor, dejad que me vaya…

Lukas mantuvo su misma mirada fría y penetrante en mí, sólo hizo un gesto para que los otros bajaran sus armas, sabía que era más peligroso ponerme más nerviosa. Dio su arma a uno de los suyos y comenzó a caminar hacia mí, lentamente, con las manos en alto.

  • Ssssh dame tu pistola Silvia, no seas tonta, los nervios te están traicionando y te puedes hacer daño tu misma – me dijo mientras sus manos calientes enfundadas en guantes de piel, rozaban las mías que estaban heladas y mis dedos iban abriéndose, Lukas se hizo con el arma y se la puso en su cinturón – muy bien, muy bien ¿ves como no pasa nada? – me dijo mientras me acariciaba la mejilla, luego me quitó el abrigo por si llevaba algo en él, me cacheó y me esposó las manos a la espalda. Me hizo caminar delante de él, sujetándome las muñecas con mucho más cuidado que Ramón – ponte de rodillas aquí delante.
  • Bueno Lukas, tengo que volver, ya cerraremos tratos – dijo Ramón nervioso mientras volvía al coche – como siempre un placer servirte – y se dio la vuelta.
  • Mira Silvia – me dijo en un susurro – para apuntar a alguien, tienes que coger la pistola con fuerza, firme, tal y como la cojo yo, puedes poner la mano izquierda bajo la derecha para mantener el pulso y luego sólo es necesario apuntar y disparar un tiro certero justo en mitad de la nuca, ¡así! – dijo justo antes de apretar el gatillo de mi pistola, dando a Ramón, que caída desplomado un instante después. Lukas se quedó con una media sonrisa, con su ojo aún en el punto de mira – ¿has pillado la idea?
  • …. – no podía mediar palabra.
  • No te preocupes, ni sientas lástima por Ramón, era un traidor, de la misma forma que te ha traicionado a ti, seguro que ahora iba a comisaría a decir donde estamos, lleva años así, o como pensabas que últimamente conseguía escapar de tu buena puntería. Venga, levanta – me dijo mientras me cogía de los brazos y me ayudaba.

Tenía la acreditación aún colgando de la camisa, Lukas se quedó mirándola y me la arrancó de un tirón.

  • ¡Vaya, vaya! Silvia Casanell Barberà, nacida en el 80, tienes 25 añitos, ¡¡jaja!! que tierno, pero si pone ‘en prácticas’, me lo tuve que haber imaginado por tu forma de coger la pistola como si fuera una bolsa de pipas. Además, Ramón nunca mencionó que fueras tan bonita, ahora me va a costar más acabar contigo. Así qué, no sería mala idea que primero nos dedicaremos a conocernos un poco, a hablar, intimar, ya sabes…

Oí los cuchicheos de los secuaces de Lukas y alguna risilla. Entonces se acercó a ellos y les dijo algo que no podía escuchar, para darles mi pistola y recuperar la suya; tampoco estaba en eso, quería ver cómo podía escapar de allí, mirando a un lado y a otro, mientras sentía la humedad del bosque sobre mi piel, mezclado con el sudor de los nervios. Salí corriendo por el primer claro que vi, no era muy fuerte, pero si veloz, tuve unos segundos de ventaja hasta que oí un «Ihesi doa!/¡se escapa!” sabía que era inútil, que iban a pillarme de todos modos, pero aún así, tenía que intentarlo, la carretera no podía estar muy lejos, aunque estaba desorientada, oía coches cerca, corría con todas mis fuerzas. Lukas salió corriendo tras de mí, el chico de la capucha y otro más también se apuntaron a la carrera. Me costaba mucho correr con las manos a la espalda, oía mis jadeos resonando en mis oídos, pero tenía la adrenalina a tope y saltaba los troncos como una gacela. Hasta que sentí una punzada fuerte en un hombro, luego me fallaron las rodillas. Caí al suelo, me golpee en la rodilla derecha y me ensucié toda la ropa y parte de la barbilla de barro.

¡Eres estúpida Silvia, estúpida! ¿No sabías que era inútil intentar escapar? – me grita Lukas…

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http://minahstahl.wordpress.com http://minah.me

Publicado el 21 noviembre, 2016 en blog, relatos eróticos y etiquetado en , , , , , , . Guarda el enlace permanente. 1 comentario.

  1. Hola, me hiciste pensar a un chiste de Jaimito:
    La profesora de una escuela primaria mando a sus brillantes alumnos que escribiesen una redacción donde fuesen tratados los siguientes temas.
    1- MONARQUIA.
    2- SEXO.
    3- RELIGION.
    4- MISTERIO.
    El que terminase primero podría salir del colegio antes y volver a su casa.
    Pasados unos pocos segundos Jaimito levanta la mano y dice que termino. La profesora sin poder creerlo, le pide que lea su redacción. El se levanta y dice:
    “!SE FOLLARON A LA REINA ! !DIOS MIO!? QUIEN HABRA SIDO?
    Un saludo

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